domingo, 29 de diciembre de 2019

Recomendaciones Planta Sagrada Ayahuasca




AYAHUASCA BLANCA Y AYAHUASCA NEGRA


Existen 2 tipos de Ceremonias de Ayahuasca: la Ayahuasca Blanca y la Ayahuasca Negra.

Voy a considerar la Ayahuasca Blanca, la ceremonia llevada por un chamán de luz y la Ayahuasca Negra como la ceremonia llevada por un chamán de la oscuridad.
Un chamán de luz o terapeuta/sanador es aquel que no tiene ningún interés personal en el consumo de la ayahuasca. La realiza por motivos absolutamente terapéuticos y de sanación de la persona. Las ganancias obtenidas con la ayahuasca no son prioritarias. Es un intercambio y jamás realizará una ceremonia individual o grupal por dinero o por poder.

Un chamán de la oscuridad es el que tiene interés económico o interés personal. Va a querer que asistas regularmente a sus ceremonias y seguramente a sus consultas. Y te va a decir que es bueno asistir cada mes o regularmente a ceremonias.

Curiosamente, está aceptado en el mundo en el que vivimos, que el interés económico en este tipo de eventos sea normal pero no es así. Una sanación jamás estará bien alineada si hay cualquier tipo de interés personal por el medio.

En las ceremonias se trabaja con las Jerarquías de Luz y muchos otros seres de la Tierra que se encargan de limpiar y ayudar con la planta. Es algo sagrado donde el bien mayor y el amor incondicional están presentes en todo el proceso.

Para que el proceso sea lo más limpio posible es necesario que el facilitador de la Ceremonia sea honesto con el servicio que va a realizar y que no haya interés económico por detrás.

Yo les suelo decir a las personas asistentes que le pregunten a la propia planta (que es tu Conciencia Superior) si es necesario otra toma y cuándo. En la mayoría de los casos es pasados dos o tres meses, 6 meses o incluso en un año o más. En otras casos, no es necesaria o no lo comunica. El chamán no tiene que intervenir, al menos hoy en día, dónde se hace tan necesario el empoderamiento personal. Es muy necesario que la persona tome sus propias decisiones y los guías actuales deben actuar en esa dirección, en el propio empoderamiento del individuo, y eso supone que probablemente se irá. Y otros vendrán, enriqueciendo el movimiento de aprendizaje natural en este mundo tan grande por el que nos podemos mover en absoluta libertad.

Todo lo vivido con la planta necesita ser “digerido”, asentado, vuelta a la normalidad y desde esa cuotidianeidad ir introduciendo esa madurez de los hechos vividos. El objetivo de la planta es que tú puedas sanar y portanto tener una mejor calidad de vida.
¿Verdad que los cambios se van produciendo paulatinamente en tu vida? Pues la planta funciona así, vas a ser tú que en tu intimidad y desde ti vayas introduciendo nuevas formas de vivir desde esa conciencia y permitir que la realidad se vaya modificando. Es necesario entender que hay que integrar lo vivido durante la ceremonia con la planta.

La planta activa tu sistema pineal y te permite el acceso a tus registros akáshicos y desde ahí realizar la sanación y/o conexión interna. Es una conexión absoluta con tu guía maestra, tu Yo Superior. Es una sanación de amor.

En muchas ocasiones, me dicen “nunca había sentido tanto amor”. La planta te acuna, te da amor, te bendice para que puedas caminar desde ese lugar, con más reconocimiento y amor hacia ti mismo.

El objetivo de la planta va a depender de la persona que oficia la ceremonia. La planta puede ser manipulada, intencionada para que tenga unos efectos u otros. Se le puede imprimir culpa, miedo, temores o por el contrario, amor, sanación, bendición, bien mayor, alegría. La planta es fácilmente impermeable al sentir del facilitador.

El facilitador tiene que ser un terapeuta/sanador experimentado y que haya sentido la llamada, sea por un chamán o por la propia planta o por su propio Yo Superior. Lo importante es que la honestidad esté presente en la persona por encima de todo.
Una persona no puede o no debería formarse como facilitador de ayahuasca si antes no es un terapeuta o un sanador experimentado. Las ceremonias de ayahuasca requieren mucha fuerza espiritual por parte del facilitador pues su energía e intenciones ayudan en una buena ceremonia. Es una planta Sagrada. Es una planta buena.



No es para principiantes en el camino espiritual. Es para personas maduras con un alto sentido de integridad personal y valoración hacia todos los seres humanos.
Se debe iniciar con pocas personas y solo al cabo de los dos o tres años habiendo adquirido más fuerza interior ir sumando personas en los grupos. Y debe haber ayudantes para que ayuden en caso necesario.

Apoyar las ceremonias con cantos, sonidos terapéuticos, cuencos, gong ayudan a transmutar y a armonizar las sesiones. Pero repito, el sonido está utilizado como acompañante de la planta, van unidos, ligados en esa simbiosis que se produce entre el músico, los participantes y la planta.



Experiencia “Accidental” de Ayahuasca Negra

Voy a contar una sesión de Ayahuasca que tuve con una facilitadora española, persona a la que testé con un amigo mío de confianza a posteriori.
Durante la ceremonia, sólo veía muertes, ataúdes que se levantaban ante mis ojos, tuve una profunda conexión el miedo (miedo que no reconocía como mío, como mi energía pero lo estaba sintiendo), nada me vibraba y mi corazón no se abría.
Esto la primera noche.
Algo en mí se despertó, una inquietud y una incomodidad ante lo que había sentido. No me había sentido cuidada, querida, sostenida en ningún momento. No entendía mucho ni comprendía. Los mensajes habían sido extraños, las visiones rarísimas y muy feas y algo así como ¿qué ha pasado aquí?

Al día siguiente la chamana, vino a la casa donde estábamos los participantes, me sonrió, me preguntó que tal todo, le contesté bien y se fue.

A la tarde, le explico a la chamana un tema personal y también le digo que llevo ceremonias de ayahuasca ante lo cual se indigna mucho.
En relación al tema personal me dice que tengo que ver a su chamán, que había hablado con él por teléfono (¡pero si yo no le había dicho nada!), para que me limpie y que es imprescindible que vaya a su país a visitarlo un período de 15 días.
Y ante lo de las ceremonias de ayahuasca se molesta mucho diciéndome que tengo que tener un maestro personal.

Lo que ella no sabía de mí es que yo tengo mis propios guías y maestros aquí en la Tierra. Personas limpias de corazón con las que me comunico con regularidad. En cuanto notamos algún tema de impureza o distorsión, nos purificamos con distintas herramientas que tenemos. O bien de forma individual o ayudándonos. Siempre es así. Nunca estamos solos.

Ante mi pregunta insistente de ¿qué tengo para tener que realizar un viaje a la otra parte del mundo a ver un chamán del que jamás he oído hablar? Al final me contestó que ella no sabía ni tenía herramientas. Ahí me percaté de que ella no sabía de qué me estaba hablando. Ni estaba viendo absolutamente nada en mí. Y que su chamán le estaba tomando el pelo a ella.

A la noche, cuando la vi entrar en la sala con movimientos muy masculinos y ofreciendo la ayahuasca en una actitud pretendidamente de fuerza, me dije, ay madre, ¿y para qué me habéis traído aquí?
Fui la que menos bebió y la que tuvo la ceremonia más larga.
Ni la chamana estaba cuando terminé. Ya se había ido a su casa.
En esa ceremonia, mi Yo Superior me dijo: “¿Entiendes por qué te pedimos que llevaras ceremonias de Ayahuasca? Lo comprendes, hija mía? Tus ceremonias son occidentales, con música y así están bien que sean. Tienen Amor. Lo tienen todo.”

En esa ceremonia, vi demonios, seres del inframundo. Cabe decir que yo jamás había visto demonios en mis ceremonias. En las que ofrezco ni en las que había recibido con anterioridad. No sentí nada de amor todo el tiempo a pesar de que abría mi corazón, a pesar de que con todos mis esfuerzos intentaba sentir el amor de la chamana por si acaso ella lo tuviera y fuera mi ego el que estuviera impidiendo sentirlo, por dar una oportunidad a la experiencia. En mis ceremonias siento siempre Amor, en más o menor intensidad, pero mi corazón se expande siempre.



Cuando pude incorporarme, lo primero que dije fue: ¡¡¡Son brujosss!!! Me salió de dentro, sin filtros, sin mente. Ya lo había visto.

Una hora después, me sentía mal internamente, como si hubiera algo en mí que no andaba bien, algo que yo no había sentido jamás dentro de mí...llorando...todo lo oscuro de mi vida se me caía encima...

Lunes, una vez en mi piso, pido un testaje a un amigo mío de la chamana,
y de la planta. Intuyo que la planta es ayahuasca negra y que la chamana no tiene ningún tipo de energía.
Y así fue, el resultado es que la persona facilitadora, es decir, la chamana, tenía unos 1500 bovis, es decir, estaba en los niveles de enfermedad.
El chamán maestro que la guiaba desde hacía más de 20 años, era un brujo, es decir, se dedicaba a la brujería.
Y la ayahuasca era negra también. Estaba hecha precisamente para crear esos miedos, temores y sensación de invalidez y seguramente otras sensaciones más.

De aquella experiencia aprendí mucho. Aprendí a confiar más en mi trabajo. También comprendí que la chamana hacía las cosas pensando que era por bien aunque lo cierto, es que le faltaba mucho recorrido personal para dedicarse a esto. Yo soy terapeuta y estoy acostumbrada a ver a muchas personas de todos los tipos. Era una mujer con mucha falta de amor hacia ella misma.

Y lo último, es que algunos chamanes son brujos, forma parte de su cultura, y para ellos es normal ese tipo de trabajos y estar en esas guerras. En la mayoría de los casos, los brujos reciben a pacientes que vienen con magias, y estos las reenvían a quien las hizo, entrando así en el ciclo. Es cultural. A nosotros, los occidentales nos cuesta mucho entender estos conceptos. Son formas de vida. Comprensiones. Y la conciencia de algunos pueblos.
La magia negra se debe transmutar. Jamás enviar de vuelta. Porque entonces se entra en el círculo. Sólo transmutando se retira la información del campo energético de las personas.




Debes testar, averiguar bien con quién haces la ayahuasca. En el mundo espiritual hay de todo tipo. En muchos casos, son negocios y poder lo que mueven. Y las personas buenas, humildes y generosas se entregan a veces a caminos buscando la sanación y su interior pero encuentran este tipo de oscuridad.
Tampoco debes tomarla sola. Se necesita un acompañamiento. En el mundo invisible existen muchos seres. Con un sanador y una ayahuasca sanadora todo se transmuta. Aunque tú no seas consciente.



La Ayahuasca es una bendición si la ceremonia es oficiada por una persona que contenga valores y las capacidades y un fuerte trabajo interior. Pregunta antes de tomar, indaga sobre esa persona y pregunta a tu interior.
La Ayahuasca abre puertas en tu corazón. Así que sí sientes la llamada, pide que te venga a la vida un buen chamán o sanador, pregunta y entonces decide desde dentro. No es necesario que sea amazónico o procedente de la selva. Eso sería negar la evolución natural de los elementos y de cualquier ser humano. La propia energía de la ayahuasca ha querido introducirse en el mundo occidental. Y las diferencias entre los mundos a veces son muros infranqueables de creencias y formas de vida. Así que en tus manos está con quien te apetece realizarla.


Bendiciones en tu camino.



Próxima Ceremonia de Planta Sagrada: Marzo












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