AYAHUASCA
BLANCA Y AYAHUASCA NEGRA
Existen
2 tipos de Ceremonias de Ayahuasca: la Ayahuasca Blanca y la
Ayahuasca Negra.
Voy
a considerar la Ayahuasca Blanca, la ceremonia llevada por un chamán
de luz y la Ayahuasca Negra como la ceremonia llevada por un chamán
de la oscuridad.
Un
chamán de luz o terapeuta/sanador es aquel que no tiene ningún
interés personal en el consumo de la ayahuasca. La realiza por
motivos absolutamente terapéuticos y de sanación de la persona. Las
ganancias obtenidas con la ayahuasca no son prioritarias. Es un
intercambio y jamás realizará una ceremonia individual o grupal por
dinero o por poder.
Un
chamán de la oscuridad es el que tiene interés económico o interés personal. Va a
querer que asistas regularmente a sus ceremonias y seguramente a sus
consultas. Y te va a decir que es bueno asistir cada mes o
regularmente a ceremonias.
Curiosamente,
está aceptado en el mundo en el que vivimos, que el interés
económico en este tipo de eventos sea normal pero no es así. Una
sanación jamás estará bien alineada si hay cualquier tipo de
interés personal por el medio.
En
las ceremonias se trabaja con las Jerarquías de Luz y muchos otros
seres de la Tierra que se encargan de limpiar y ayudar con la planta.
Es algo sagrado donde el bien mayor y el amor incondicional están
presentes en todo el proceso.
Para
que el proceso sea lo más limpio posible es necesario que el
facilitador de la Ceremonia sea honesto con el servicio que va a
realizar y que no haya interés económico por detrás.
Yo
les suelo decir a las personas asistentes que le pregunten a la
propia planta (que es tu Conciencia Superior) si es necesario otra
toma y cuándo. En la mayoría de los casos es pasados dos o tres
meses, 6 meses o incluso en un año o más. En otras casos, no es
necesaria o no lo comunica. El chamán no tiene que intervenir, al
menos hoy en día, dónde se hace tan necesario el empoderamiento
personal. Es muy necesario que la persona tome sus propias decisiones y los guías actuales deben actuar en esa dirección, en el propio empoderamiento del individuo, y eso supone que probablemente se irá. Y otros vendrán, enriqueciendo el movimiento de aprendizaje natural en este mundo tan grande por el que nos podemos mover en absoluta libertad.
Todo
lo vivido con la planta necesita ser “digerido”, asentado, vuelta
a la normalidad y desde esa cuotidianeidad ir introduciendo esa
madurez de los hechos vividos. El objetivo de la planta es que tú
puedas sanar y portanto tener una mejor calidad de vida.
¿Verdad
que los cambios se van produciendo paulatinamente en tu vida? Pues la
planta funciona así, vas a ser tú que en tu intimidad y desde ti
vayas introduciendo nuevas formas de vivir desde esa conciencia y
permitir que la realidad se vaya modificando. Es necesario
entender que hay que integrar lo vivido durante la ceremonia con la
planta.
La
planta activa tu sistema pineal y te permite el acceso a tus
registros akáshicos y desde ahí realizar la sanación y/o conexión
interna. Es una conexión absoluta con tu guía maestra, tu Yo
Superior. Es una sanación de amor.
En
muchas ocasiones, me dicen “nunca había sentido tanto amor”. La
planta te acuna, te da amor, te bendice para que puedas caminar desde
ese lugar, con más reconocimiento y amor hacia ti mismo.
El
objetivo de la planta va a depender de la persona que oficia la
ceremonia. La planta puede ser manipulada, intencionada para que
tenga unos efectos u otros. Se le puede imprimir culpa, miedo,
temores o por el contrario, amor, sanación, bendición, bien mayor,
alegría. La planta es fácilmente impermeable al sentir del
facilitador.
El
facilitador tiene que ser un terapeuta/sanador experimentado y que
haya sentido la llamada, sea por un chamán o por la propia planta o
por su propio Yo Superior. Lo importante es que la honestidad esté
presente en la persona por encima de todo.
Una
persona no puede o no debería formarse como facilitador de ayahuasca
si antes no es un terapeuta o un sanador experimentado. Las
ceremonias de ayahuasca requieren mucha fuerza espiritual por parte
del facilitador pues su energía e intenciones ayudan en una buena
ceremonia. Es una planta Sagrada. Es una planta buena.
No
es para principiantes en el camino espiritual. Es para personas
maduras con un alto sentido de integridad personal y valoración
hacia todos los seres humanos.
Se
debe iniciar con pocas personas y solo al cabo de los dos o tres años
habiendo adquirido más fuerza interior ir sumando personas en los
grupos. Y debe haber ayudantes para que ayuden en caso necesario.
Apoyar
las ceremonias con cantos, sonidos terapéuticos, cuencos, gong
ayudan a transmutar y a armonizar las sesiones. Pero repito, el
sonido está utilizado como acompañante de la planta, van unidos,
ligados en esa simbiosis que se produce entre el músico, los
participantes y la planta.
Experiencia
“Accidental” de Ayahuasca Negra
Voy
a contar una sesión de Ayahuasca que tuve con una facilitadora
española, persona a la que testé con un amigo mío de confianza a
posteriori.
Durante
la ceremonia, sólo veía muertes, ataúdes que se levantaban ante
mis ojos, tuve una profunda conexión el miedo (miedo que no
reconocía como mío, como mi energía pero lo estaba sintiendo),
nada me vibraba y mi corazón no se abría.
Esto
la primera noche.
Algo
en mí se despertó, una inquietud y una incomodidad ante lo que
había sentido. No me había sentido cuidada, querida, sostenida en
ningún momento. No entendía mucho ni comprendía. Los mensajes
habían sido extraños, las visiones rarísimas y muy feas y algo así
como ¿qué ha pasado aquí?
Al
día siguiente la chamana, vino a la casa donde estábamos los
participantes, me sonrió, me preguntó que tal todo, le contesté
bien y se fue.
A
la tarde, le explico a la chamana un tema personal y también le digo
que llevo ceremonias de ayahuasca ante lo cual se indigna mucho.
En
relación al tema personal me dice que tengo que ver a su chamán,
que había hablado con él por teléfono (¡pero si yo no le había
dicho nada!), para que me limpie y que es imprescindible que vaya a
su país a visitarlo un período de 15 días.
Y
ante lo de las ceremonias de ayahuasca se molesta mucho diciéndome
que tengo que tener un maestro personal.
Lo
que ella no sabía de mí es que yo tengo mis propios guías y
maestros aquí en la Tierra. Personas limpias de corazón con las que
me comunico con regularidad. En cuanto notamos algún tema de
impureza o distorsión, nos purificamos con distintas herramientas
que tenemos. O bien de forma individual o ayudándonos. Siempre es
así. Nunca estamos solos.
Ante
mi pregunta insistente de ¿qué tengo para tener que realizar un
viaje a la otra parte del mundo a ver un chamán del que jamás he
oído hablar? Al final me contestó que ella no sabía ni tenía
herramientas. Ahí me percaté de que ella no sabía de qué me
estaba hablando. Ni estaba viendo absolutamente nada en mí. Y que su
chamán le estaba tomando el pelo a ella.
A
la noche, cuando la vi entrar en la sala con movimientos muy
masculinos y ofreciendo la ayahuasca en una actitud pretendidamente
de fuerza, me dije, ay madre, ¿y para qué me habéis traído aquí?
Fui
la que menos bebió y la que tuvo la ceremonia más larga.
Ni
la chamana estaba cuando terminé. Ya se había ido a su casa.
En
esa ceremonia, mi Yo Superior me dijo: “¿Entiendes por qué te
pedimos que llevaras ceremonias de Ayahuasca? Lo comprendes, hija
mía? Tus ceremonias son occidentales, con música y así están bien
que sean. Tienen Amor. Lo tienen todo.”
En
esa ceremonia, vi demonios, seres del inframundo. Cabe decir que yo
jamás había visto demonios en mis ceremonias. En las que ofrezco ni
en las que había recibido con anterioridad. No sentí nada de amor
todo el tiempo a pesar de que abría mi corazón, a pesar de que con
todos mis esfuerzos intentaba sentir el amor de la chamana por si
acaso ella lo tuviera y fuera mi ego el que estuviera impidiendo
sentirlo, por dar una oportunidad a la experiencia. En mis ceremonias
siento siempre Amor, en más o menor intensidad, pero mi corazón se
expande siempre.
Cuando
pude incorporarme, lo primero que dije fue: ¡¡¡Son brujosss!!! Me
salió de dentro, sin filtros, sin mente. Ya lo había visto.
Una
hora después, me sentía mal internamente, como si hubiera algo en
mí que no andaba bien, algo que yo no había sentido jamás dentro
de mí...llorando...todo lo oscuro de mi vida se me caía encima...
Lunes,
una vez en mi piso, pido un testaje a un amigo mío de la chamana,
y
de la planta. Intuyo que la planta es ayahuasca negra y que la
chamana no tiene ningún tipo de energía.
Y
así fue, el resultado es que la persona facilitadora, es decir, la
chamana, tenía unos 1500 bovis, es decir, estaba en los niveles de
enfermedad.
El
chamán maestro que la guiaba desde hacía más de 20 años, era un
brujo, es decir, se dedicaba a la brujería.
Y
la ayahuasca era negra también. Estaba hecha precisamente para crear
esos miedos, temores y sensación de invalidez y seguramente otras
sensaciones más.
De
aquella experiencia aprendí mucho. Aprendí a confiar más en mi
trabajo. También comprendí que la chamana hacía las cosas pensando
que era por bien aunque lo cierto, es que le faltaba mucho recorrido
personal para dedicarse a esto. Yo soy terapeuta y estoy acostumbrada
a ver a muchas personas de todos los tipos. Era una mujer con mucha
falta de amor hacia ella misma.
Y
lo último, es que algunos chamanes son brujos, forma parte de su
cultura, y para ellos es normal ese tipo de trabajos y estar en esas
guerras. En la mayoría de los casos, los brujos reciben a pacientes
que vienen con magias, y estos las reenvían a quien las hizo,
entrando así en el ciclo. Es cultural. A nosotros, los occidentales
nos cuesta mucho entender estos conceptos. Son formas de vida.
Comprensiones. Y la conciencia de algunos pueblos.
La
magia negra se debe transmutar. Jamás enviar de vuelta. Porque
entonces se entra en el círculo. Sólo transmutando se retira la
información del campo energético de las personas.
Debes
testar, averiguar bien con quién haces la ayahuasca. En el mundo
espiritual hay de todo tipo. En muchos casos, son negocios y poder lo
que mueven. Y las personas buenas, humildes y generosas se entregan a
veces a caminos buscando la sanación y su interior pero encuentran
este tipo de oscuridad.
Tampoco
debes tomarla sola. Se necesita un acompañamiento. En el mundo
invisible existen muchos seres. Con un sanador y una ayahuasca
sanadora todo se transmuta. Aunque tú no seas consciente.
La
Ayahuasca es una bendición si la ceremonia es oficiada por una
persona que contenga valores y las capacidades y un fuerte trabajo
interior. Pregunta antes de tomar, indaga sobre esa persona y
pregunta a tu interior.
La
Ayahuasca abre puertas en tu corazón. Así que sí sientes la
llamada, pide que te venga a la vida un buen chamán o sanador,
pregunta y entonces decide desde dentro. No es necesario que sea
amazónico o procedente de la selva. Eso sería negar la evolución
natural de los elementos y de cualquier ser humano. La propia energía
de la ayahuasca ha querido introducirse en el mundo occidental. Y las
diferencias entre los mundos a veces son muros infranqueables de
creencias y formas de vida. Así que en tus manos está con quien te
apetece realizarla.
Bendiciones
en tu camino.
Próxima Ceremonia de Planta Sagrada: Marzo